Acoger a los demás, especialmente al extranjero (Mateo 25:35), ha sido la esencia de mi vocación desde que fui recibido en la iglesia episcopal de mi infancia. Creo que la vitalidad de nuestras comunidades espirituales depende de nuestra capacidad para abrir nuestras puertas y corazones a nuevas personas.

Durante más de 30 años, he dirigido música que invita a la participación plena, ya sea dirigiendo cantos bilingües en la Iglesia Episcopal Santiago/Saint James en Oakland, animando a los niños a cantar con alegría en la Escuela Bíblica de Vacaciones o guiando la música durante un retiro. Creo experiencias musicales inclusivas, vibrantes y accesibles para personas de todas las edades y procedencias.

Me inspira profundamente la tradición musical sin papel promovida por el proyecto Music that Makes Community , y también me encanta dirigir coros y bandas, ayudándoles a aprender y compartir música nueva que da vida a sus comunidades.

Mi trayectoria comenzó con un bajo en la banda de mi iglesia juvenil, Aslan, y me ha llevado a tocar en clubes, festivales, campamentos y santuarios por todo el país, compartiendo funk, rock, folk y música sacra que conmueve el cuerpo y el alma. Ofrecer a la gente música que les llene de vida no es solo mi pasión, es la obra de mi vida.

Creo que Dios sigue manifestándose en nuestro mundo de maneras poderosas y hermosas, y podemos acceder a esa manifestación divina cuando conectamos con nosotros mismos y con los demás. A menudo integro poesía sagrada, percusión africana, movimiento e improvisación para ayudar a los grupos a experimentar lo sagrado de forma creativa y vivencial.

En tiempos difíciles, la música y la espiritualidad sostienen nuestra esperanza y fortalecen nuestros esfuerzos por construir un mundo más justo y acogedor. Sería un honor para mí apoyar a su comunidad en esta labor sagrada.